Hay recetas que solo preparamos por temporada, y una de ellas son las galletas de jengibre que usualmente solo preparamos en Navidad. Son unas galletas muy ricas en especias, y cuyo sabor y decorado integran parte del ambiente festivo de las celebraciones decembrinas.
Las tradicionales galletas de jengibre llevan en su receta melaza, pero éste es un ingrediente que no siempre tenemos a la mano y que puede incluso resultarnos difícil de conseguir. Pero eso no significa que no podamos consentirnos con unas ricas galletas de jengibre horneadas en casa y prueba de ello es esta receta que hoy les comparto, y que he adaptado un poco a la que he hallado en Melanie Cooks.
Para prepararlas sin melaza, utilizaremos azúcar mascabado, azúcar morena y miel de abeja. De esta última, mi recomendación es utilizar una miel de abeja natural, sin azúcares añadidos. De hecho, entre más oscura, mejor será para nuestra receta (y para nuestra salud).
Tengo que decirlo, que en lo personal no soy muy fan de glasear las galletas, pues en casa no estamos muy acostumbrados a los sabores excesivamente dulces y el glaseado siempre termina empalagándonos. Además de que estas galletas en realidad no necesitan más dulce, pues tienen un equilibrio perfecto entre el sabor especiado y el dulzor que se le ha integrado.
Por otro lado, tengo que aclarar que estas galletas no mantienen mucho su forma, pues al expandirse, los bordes se redondean. Y eso es algo que a mí me ha gustado, pues les da una vista mucho más casera. Eso sí, hay que procurar que la masa esté fría antes de hornearla. Yo he tenido que hornearlas en 4 tandas, por lo que es mejor dividir la masa, y colocar en el refri la que no estamos usando. Haciéndolo de esta manera, quedarán con una mejor forma.
- 3 tazas de harina
- 3 cucharaditas de jengibre molido
- 1 cucharadita de canela en polvo
- ½ cucharadita de nuez moscada
- 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
- ¼ cucharadita de sal
- 270 gramos de mantequilla (3 barras de 90 gramos) a temperatura ambiente
- ½ taza de azúcar mascabado
- ½ taza de azúcar morena
- ¼ de taza de miel de abeja
- 1 huevo a temperatura ambiente
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 1 taza de azúcar glass
- 4 cucharaditas de leche
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- colorantes comestibles
- En un tazón mezclamos la harina, el jengibre, la canela, la nuez moscada, el polvo para hornear y la sal. Una vez mezclados, los tamizamos con ayuda de una coladera para remover grumos de harina o trozos no muy finos de las especias.
- En el tazón de la batidora, colocamos la mantequilla y los azúcares, y batimos hasta que la mantequilla esté acremada. En seguida, añadimos el huevo, la vainilla y la miel, y volvemos a batir hasta que estos ingredientes se hayan integrado perfectamente.
- Con la batidora encendida, añadimos poco a poco la mezcla de harina y especias. Si nuestra batidora no es muy potente, podemos hacer este paso a mano ayudándonos de una cuchara de madera o de nuestras manos. El objetivo, es lograr una masa bien unida y tersa.
- Formamos un círculo o un rectángulo con la masa y envolvemos con papel antiadherente. Refrigeramos por dos horas.
- Pasado este tiempo, precalentamos el horno a 180ºC y preparamos una charola para horno cubriéndola con papel encerado.
- En una superficie limpia y plana espolvoreamos un poco de harina y sobre esta extendemos la masa con ayuda de un rodillo, hasta lograr que tenga una altura de aproximadamente 7 milímetros. Para hacer este paso más fácil podemos cortar la masa en cuatro partes.
- Con ayuda de unos cortadores de galleta, cortamos la masa. Es recomendable antes de cada corte, pasar por la harina el cortador.
- Colocamos con cuidado las galletas en la charola, dejando una separación de mínimo 3 centímetros entre cada galleta. Horneamos durante 12 minutos, para luego sacarlas y transferirlas con cuidado a una rejilla para que enfríen. Es normal que salgan suaves del horno, pero al enfriarse tomarán la dureza y el toque crujiente que tanto nos gusta
- Si nos ha sobrado masa, repetimos los últimos pasos hasta acabarla.
- Ya frías las galletas, en un tazón mezclamos el azúcar glass con la leche y la vainilla. Si vamos a utilizar colorantes, separamos en diferentes porciones el glaseado antes de añadir el color.
- Colocamos el glaseado en una manga pastelera con una duya redonda y delgada. Con ella, decoramos de la forma que más nos guste. Esperamos unos minutos a que el glaseado se seque.
Desde luego, podemos usar unos cortadores normales que tengamos en casa, que lo más usual es tener redondos. Ahora que si queremos unos cortadores navideños, yo he usado este set de 6 cortadores navideños de Wilton que hemos comprado en Amazon hace algunas semanas. Advierto que el tamaño de estos cortadores es pequeño, pero como esta masa de galletas de jengibre se expande un poco, las galletas han quedado de un tamaño ideal, ni muy grandes, ni muy pequeñas.
Como pueden ver, eso del decorado no es algo que se me de muy bien, sin embargo, como siempre he dicho, se trata de divertirse en la cocina. Además, si hay niños en casa es buena idea para entretenerlos, además de que hacerlo les permite dejar volar su imaginación. Yo además del color natural del azúcar glass, he utilizado colorantes vegetales en rojo y verde.
Un par de gotitas es suficiente para darle color a este glaseado, que en realidad no es nada complicado pues solo lleva azúcar glass, leche y vainilla. Si van a agregar esta última, hay que utilizar esencia transparente, pues de lo contrario, el glaseado tendrá un color oscuro.. Si no tenemos de esta vainillina, no hay problema, podemos no agregarla o bien, añadir unas gotitas de jugo de limón, que también le darán un sabor bastante rico.
Por cierto, se sorprenderán de lo rápido que seca el glaseado preparado de esta forma.
Al salir estas galletas del horno, notarán que aún están suaves, pero eso no significa que no se hayan cocido lo suficiente, pues una vez frías se tornaran en unas galletas crujientes, que se desbaratan en la boca apenas las mordemos. Además, mientras más pasa el tiempo, su sabor a jengibre y canela se intensifica.
Para terminar, debo decirles que para el tamaño de mis cortadores y para la cantidad de masa, me han salido unas 4 docenas de galletas de jengibre, que como ya se imaginarán, hemos comido con café, té y un buen vaso de leche fría.
¡Buen provecho!
Información Bitacoras.com
Valora en Bitacoras.com: Hay recetas que solo preparamos por temporada, y una de ellas son las galletas de jengibre que usualmente solo preparamos en Navidad. Son unas galletas muy ricas en especias, y cuyo sabor y decorado integran parte del ambient..…