Uno de los problemas sociales que afectan a más de 23 millones de personas en México es la falta de alimentos: el hambre. En contraste, anualmente, se desperdician en nuestro país más de 17 millones de toneladas de alimento.

A pesar de que adquirir la canasta básica es cada vez más difícil, poco se hace para evitar desperdiciar la comida. Por un lado no nos detenemos a pensar en ello y culturalmente lo vemos como “algo normal” y por otro lado está la falta de información al respecto. Es hora, de que seamos consientes de este problema, y de los beneficios que ofrece a nuestra economía cambiar ese viejo hábito del desperdicio de alimentos.

Cómo Evitar el Desperdicio de Alimentos

Para evitar el desperdicio de alimentos en casa, te recomendamos:

1. Haz un plan.

Determina las comidas que se van a realizar en la semana en tu casa (desayunos, comidas, cenas, almuerzos, tentempiés) y a continuación crea una lista de los ingredientes que vas a necesitar. Cuando hagas la compra, apégate a tu lista por muy tentadoras que sean las ofertas. Recuerda que muchas veces, compramos algo porque está en oferta, y pasan meses hasta que lo usamos (si es que no se nos pasa la fecha de caducidad).

2. Aprende a conservar mejor los alimentos

Cuando guardes tus alimentos (crudos o preparados), además de etiquetarlos con la fecha, también asegúrate de cubrirlos apropiadamente. Los alimentos que lleven más tiempo de haber sido comprados, o los que están cocinados, debes colocarlos al frente, de esta manera, recordarás usarlos y evitarás, después de varios días, tirarlos a la basura.

Además, para evitar que la comida preparada que llevas a tu trabajo o al colegio se descomponga en el trayecto y permanezca en buen estado hasta que te la comas, debes usar recipientes adecuados, que no guarden aromas y con cierre hermético. Una opción que pocas veces consideramos, pero que es de las mejores es usar termospara comida. Sí, los termos no se usan únicamente para líquidos, sino también para alimentos sólidos como fruta picada o comida preparada.

3. Minimiza las sobras

No es mala idea, que te detengas a pensar de vez en vez, si estás cocinando la cantidad que va a ser consumida realmente a la hora de la comida o si estás cocinando una cantidad abundante que tu y tu familia no se terminará.

De allí que sea mejor calcular la cantidad de comida necesaria para el número de personas que se sentarán a tu mesa, considerando su edad y sus hábitos alimenticios. La mayoría de las recetas indican el número de porciones que resultan de la cantidad de ingredientes indicada, y puedes reducirla o ampliarla siguiendo nuestra  infografía sobre cómo reducir una receta a la mitad.

Si tienes niños en casa, es preferible que les sirvas porciones pequeñas, cuando hayan acabado, si lo desean, puedes servirles una segunda porción. De esta manera, evitarás tirar a la basura lo que hayan dejado en el plato.

4. Usa las sobras

Si has preparado comida de más guárdala en el refrigerador bien etiquetada, en recipiente hermético y a la vista para que no olvides usarla. Puedes servir dicha comida sobrante como acompañamiento de la comida del día siguiente, usarlas en la cena e incluso, usarlas para el lunch que llevas al trabajo o a la escuela (un par de rebanadas de pan o una tortilla de harina pueden hacer esas diferencia).

Otra buena idea para usar las sobras, es tener un día específico para comer o cenar los sobrantes de la semana. El día perfecto es un día antes de surtir la despensa.

Ten esto en mente: Los sobrantes de los alimentos puedes prepararlos en sopas, otros guisados, batidos (si tienes fruta) y serán platos únicos que no volverás a repetir. 

Como ejemplo de esto: Si te ha sobrado pollo, desmenúzalo y aprovéchalo: para hacer un sándwich con aguacate, unas quesadillas (no olvides la salsa), unas enchiladas, unas enfrijoladas, unos aguacates rellenos, unos tacos dorados o una ensalada de pollo y verduras.

5. ¡Reinventa!

Hay muchas cosas que puedes hacer con los sobrantes. Algunos ejemplos:

a) Claras de Huevo. Puedes preparar merengues para decorar un pastel o simplemente utilizarlas para hacer un rico omelete.

b) Vegetales: Úsalos para preparar sopas caldosas o cremas. O sofríelos y prepara con este salteado unos ricos tacos para la cena. O, revuélvelos, agrega tu aderezo favorito, y tendrás una nutritiva ensalada.

c) Cáscaras de papa y manzana. ¡Son deliciosas! Si las cocinas con unas rajas de chile poblano, y las sofríes en un poco de aceite.

d) Atún. No falta que siempre queda un poco de aquella ensalada de atún que preparaste. Con esos sobrantes, puedes prepararte unos ricos sándwiches para el almuerzo.

e) Pan de sal, duro. Córtalo en trozos y pásalo a un procesador de alimentos o licuadora. Tendrás pan molido fresco y con muy buen sabor para tus empanizados. O bien, corta en trozos más pequeños y úsalos para acompañar una crema de verduras. Si tienes la pieza completa, puedes cortarlo en rebanadas, meterlos al horno y barnizarlos con una vinagreta a base de aceite de oliva y hierbas y acompañarlos con queso y fiambres. No te olvides de la clásica sopa de cebolla que hacían nuestras abuelas.

f) Hierbas, nueces, y queso. Si tienes un poco de estos tres alimentos, agrega un diente de ajo, aceite de oliva, sal, pimienta y llévalos a un procesador de alimentos. Obtendrás una salsa tipo pesto perfecta para pastas.

6. Aprende a leer las etiquetas

Fecha de Consumo Preferente” no es lo mismo que “Fecha de Caducidad”. La fecha de consumo preferente es la fecha hasta la cual el artículo tendrá la mejor calidad y frescura, no la fecha en la que ya no deba consumirse.

Si almacenas correctamente tus alimentos, se mantendrán frescos durante varios días después de la fecha de consumo preferente. Si el producto tiene fecha de caducidad, puedes verificar si realmente está en mal estado o aún es posible comerlo. Usa tus sentidos (Vista, Olfato, Tacto).

Además, recuerda siempre que surtas la alacena, colocar más a la vista todos aquellos alimentos que tengan una corta fecha de caducidad. Y asegúrate de usarlos.

7. Evita comprar productos para comidas específicas.

Te pondré un ejemplo. En tu plan de comidas semanales has decidido preparar bacalao a la veracruzana. La receta dice “chiles güeros en vinagre”, que se venden en frasco. Y para ninguna otra receta de cocina usas chiles güeros en vinagre. ¿Qué pasará con el resto de los chiles que no usarás? Seguramente, tras unos meses se irán a la basura.

Lo más sano: piensa en cómo sustituir ese ingrediente por otro que si usas a menudo, o, no lo compres.

8. Haz tu propio abono

Si eres de las personas que ama tener plantas en su casa, y ya agotaste las opciones que hemos mencionado arriba, antes de tirar los desperdicios de comida, considera hacer tu propia composta (abono) en casa.

Si bien es cierto, no todos los alimentos pueden usarse para hacer composta, otros como son: hierbas, cáscaras de frutas y verduras, frutas y verduras marchitos, bolsas de té y cáscaras de huevo son perfectos para elaborar abono para tus plantas.

Para hacerlo, puedes meter en un contenedor grande, primero un plástico con algunos agujeros para que respire, luego poner una capa de aserrín, y a continuación una capa de desperdicios, otra de tierra, y otra de cal. Y cúbrelo con un plástico para mantener el calor y déjalo expuesto al sol. Tras quince días, con un palo, revuelve la materia orgánica y humedece si es que la composta se encuentra seca. Repite el procedimiento cada 4 o 5 días hasta haber pasado los 90 días de haber iniciado. En este momento tendrás un abono orgánico, libre de olores, perfecto para las plantas y jardines de tu casa (y mucho mejor que los abonos comerciales!).

Pero, ¿Por qué es mejor hacer composta que tirar los desperdicios orgánicos a la basura? La respuesta reside en que en los vertederos de basura, el oxígeno no está 100% disponible, dicha carencia de oxígeno provoca que al descomponerse la comida, se genere gas metano, que es 20% más tóxico que el dióxido de carbono, ambos malos para el medio ambiente.

Cada tonelada de materia orgánica que pueda desviarse de un relleno sanitario puede ahorrar 1/3 de una tonelada de gases de efecto invernadero procedentes de la emisión a la ambiente.

Compártenos en los comentarios de qué forma reutilizas la comida sobrante en tu casa.