La historia detrás del café instantáneo | cocinamuyfacil.coma

El mundo del café tiene espacio para todos los gustos: hay quien prefiere un tradicional café de olla, quien gusta de un café de grano recién molido, hay quien no dejaría por nada su prensa francesa, quien prefiere las cafeteras de goteo, quien fue feliz con la llegada de las cafeteras de cápsulas, y quien prefiere el café instantáneo. Hay quien nunca dejaría el Nescafé de toda la vida, quien busca packs de capsulas tassimo baratas, y quien no pierde oportunidad para probar alguna de las maravillosas cosechas de café que hay en México. Hay quien lo toma espresso, cortado, con leche, americano, irlandés o escocés. Hay quien solo lo toma caliente, hay quien lo prefiere frío.

Dicen por ahí que hay un tipo de café para cada persona y para cada momento. Y yo también creo que para los amantes del café hay una constante evolución en sus gustos y preferencias, y una historia detrás de ellas. A la fecha me sorprende que en un mismo núcleo familiar el rito detrás del café sea diferente.

Una reciente visita de la familia me hizo reflexionar en todo esto, mientras en la mesa había quien alababa un sabor fuerte y puro del café de grano, había también quien prefería la suavidad del más humilde café instantáneo. De este último hay tanto que decir: puedes encontrarlo prácticamente en cualquier lugar: en la tiendita de la esquina, en el mercado, en el super y en cualquier lugar que decidas visitar durante tus vacaciones. No hablemos de su conveniencia. Pero, sabemos ¿qué es?, ¿cómo se elabora?, ¿su historia? ¿cómo afecta a nuestra salud?

¿Qué es el café instantáneo?

Básicamente, el café instantáneo es café preparado de forma regular al que se le ha eliminado toda el agua, sin ninguna alteración química después de ello. De cierta forma, sigue siendo café puro. Lo conocemos también como café en polvo, café soluble o café de cristal porque: parece un polvo, se disuelve en agua, y ya seco en forma de polvo, se cristaliza.

Con sus excepciones, la mayoría de los productores de café instantáneo usan granos de café Robusta en lugar de los de café Arábica que suelen ser más caros.

¿Cómo se hace el café instantáneo?

Existen dos métodos para producir los cristales de café instantáneo: liofilización y secado por pulverización. Pero antes de llegar a este proceso de secado, el café preparado puede o no concentrarse por otros dos métodos: evaporación al vacío, a través del cual el café hierve a una temperatura baja; y por concentración de congelación, un proceso que logra un sabor más agradable y más concentrado.

Para el secado, el proceso de liofilización o deshidrocongelación conserva la mayor parte del sabor del café pero tiene como inconveniente un procedimiento complicado, lo que finalmente impacta en el costo, pero la diferencia de sabor lo respalda. En este proceso el concentrado de café (hecho por concentración de congelación), se congela rápidamente a -40º Celsius para luego colocarse en una cámara de secado donde se crea un vacío para luego calentarla. A medida que el café congelado se calienta, el agua congelada se expande rápidamente en gas dejando únicamente los cristales secos de café.

Por otro lado, el método de secado por pulverización para hacer café en polvo es casi tan instantáneo como preparar la bebida final. La transición del café líquido al café instantáneo toma solo de 5 a 30 segundos. Básicamente se rocía el concentrado de café en una torre alta en una cámara de aire caliente. A medida que caen las gotas el agua restante se evapora y los cristales secos de café caen al fondo. Lo malo, es que las altas temperaturas afectan los aceites del café y se pierde más sabor y usualmente se tiene que realizar un proceso adicional con vapor para fusionar el polvo fino resultante.

La historia del café instantáneo

El café instantáneo fue inventado en 1890 por el neozelandés David Strang, quien lo comercializó como Strang’s Coffeee y quien patento su proceso de elaboración como «Dry Hot-Air». Sin embargo, no fue hasta 1901 que el café instantáneo recibió una atención generalizada, al ser presentado en la Exposición Panamerica por Satori Kato, un científico japonés que trabajaba en Chicago.

Años más tarde, en 1910, el químico inglés George Constant Louis Washington, mientras vivía en Guatemala, desarrolló otro proceso para elaborarlo. Siendo un ávido bebedor de café, notó una acumulación de polvo en el pico de su cafetera favorita, y su curiosidad le llevó a la experimentación, hasta que logró un cristal de café seco muy parecido al que conocemos hoy en día. Su café fue comercializado bajo la marca Red E Coffee.

Fue en 1930, cuando a instancias del gobierno brasileño, Nestlé comenzó a refinar el proceso del café instantáneo y en 1938, la compañía con sede en Suiza introdujo su propio café instantáneo en el mercado internacional: el mismísimo Nescafé que hoy en día todos conocemos. Su nombre resultado de la unión de las palabrás Nestlé y café. Más tarde, en 1965 la compañía lanzó en Europa la línea Nescafé Gold, un café instantáneo liofilizado.

Efectos en la salud del café instantáneo

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Imagen | Engin_Akyurt – Pixabay

Todos hemos escuchado alguna vez sobre la gran cantidad de beneficios del café para nuestra salud, pero aunque el café instantáneo es básicamente solo café con el agua extraída y luego agregada nuevamente antes de beberla, existen algunas diferencias de salud entre el café regular y el café instantáneo.

En una porción de café regular (180 ml) encontramos aproximadamente 400mg de polifenoles antioxidantes, mientras que en el café instantáneo solo encontramos 320mg.  Este último generalmente tiene un nivel de cafeína ligeramente reducido en comparación con el café recién hecho, por lo que podría ser conveniente para quien intenta reducir su consumo de cafeína.

Sin embargo, por razones aún desconocidas, el café instantáneo puede disminuir la absorción de hierro. Normalmente los intestinos pueden absorber 5.88% del hierro que ingerimos, con un café regular elaborado por goteo, el porcentaje absorbido se reduce al 1.64%, mientras que con el café instantáneo se reduce aún más hasta el 0.97%. Para evitarlo, se recomienda que el consumo de café lo realizemos una hora o más antes de ingerir alimentos y evitar tomarlo cuando han pasado muchas horas después de comer.

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